viernes, 9 de septiembre de 2011

Tenía que ser mío

Lo miré con atención, observé cada rincón de su anatomía, lo toqué lentamente; quería sentir las texturas que lo adornaban. Lo vi y no me pude resistir: tenía que ser mío. Sabía que, para llevarlo a mi casa, debería hacer algunos sacrificios, aunque, sin duda, valdrían la pena.
Caminé con él, lo miré de reojo; algunas veces me detuve para observarlo mejor, para revisarlo con cuidado y alegría.
Ya ha sido de alguien más -pensé- pero eso me agrada, así sé que ha hecho felices a más personas. Pasaremos buenos momentos, a pesar de que serán sólo algunos días los que estaremos unidos de esa manera. Siempre lo llevaré en mi mente, estoy segura. Acudirá a mi memoria durante alguna conversación, cuando esté sola en mi cuarto, en las comidas familiares y hasta en el viaje de regreso a mi casa... y, si es tan bueno como creo que será, lo evocaré con tanto gusto y cariño, que lo volveré a leer una y mil veces más.
Sí, a leer. Ah, ¿que no te dije que hablaba de un libro?
=)


jueves, 1 de septiembre de 2011

abc y 123


Ahora son las 2:15 am; el 30 de agosto es el cumpleaños de mi perro; el sábado gasté $60; calzo del 25.5; escucho el 90.9 FM; 48°5144″N 2°214″E es la ubicación de París en el mapa; la televisión es de 20 pulgadas; estamos a 21°C a la sombra; hoy es 29/06/2010; Gelatina de Cuadritos ha recibido, hasta ahora, 76 comentarios (gracias, por cierto); la densidad poblacional de Ankara es de 1,775.34 hab./km²; quedan 34 días de vacaciones; hoy (ayer) tomé 2.5 litros de agua; el domingo el dólar estaba a $12.66; la canción que estoy escuchando ocupa 3,404 KB en mi disco duro; el marcador del juego Argentina-México fue 3-1; mi promedio aumentó 0.166 puntos este semestre... 
Como ven, estamos rodeados de números, y el hecho de que yo estudie letras significa que ¡estoy jodida!
O tal vez no tanto, porque hoy es martes, es más de media noche, me vale madres el fútbol, hace calor, no gasté dinero, estoy bastante más "patona" que el promedio, he tomado mucha agua, escucho a los Mighty Mighty Bosstones (yeah!), disfruto mis vacaciones, me olvido por un momento de la inflación y reviso los comentarios del blog.
=)
[Ahora que lo pienso, siempre he sido más de posibilidades que de probabilidades]

domingo, 20 de marzo de 2011

¿Cómo se siente la soledad?

El problema está en la noche, en la forma en que su figura se alarga por mi calle conforme se aleja. Hoy no. Hoy no vino a verme que porque esto y aquello. Hoy no pude saborear la saliva amarga de su boca.
Miro por la ventana cómo se mueven las hojas del árbol del vecino. Frío, hace frío y me encanta tocar los bordes de mi piel cuando se encrespa por lo helado de la noche. Huele a lluvia, pero no está lloviendo. Me quedo esperando en la ventana las primeras gotas de la lluvia que su olor anunció desde antes de caer. Nada. No llueve. Ninguna figura se alarga a lo lejos. El aire sigue moviendo el árbol. Silencio. Soledad.



[Por cierto, a veces 
es necesario aprovechar el equinoccio 
para pedir lo imposible...]

domingo, 21 de noviembre de 2010

Mirar para recordar



Nos desnudamos con el pretexto perfecto, innecesario, pero perfecto: ¡hacía un calor infernal!
Me miraste de frente y tus ojos recorrieron mi cuerpo usando la misma ruta que siguieron después tus manos para sentir mi piel.
Besaste mi espalda con calma, sin pensar en el tiempo, la recorriste con tus labios y con tu lengua juguetona. Me besabas todo el cuerpo como si fuera la última vez, como si no hubiera otro día para hacerlo. Entonces, te detuviste para mirarme bien. Era como si quisieras recordar esa imagen para siempre -yo deseosa de ti- la imagen que traerías a tu mente cuando fueran malos tiempos, cuando faltara alguien en tu cama, cuando no tuvieras a quien querer...

Aquí uno de los textos "sexosos" que alguna vez prometí... espero no haber decepcionado a nadie, si lo hice pues ya qué... jeje.

sábado, 20 de noviembre de 2010

La loca de la sonrisa


Caminando por la calle encuentro cosas que me sorprenden y que me alegran el día; cosas que no vería si fuera en un carro o en un camión. Y no es que desprecie los viajes sobre llantas, de hecho también me encanta viajar en autobús o carro y ver a la gente desde mi ventana, pero ese no es el punto.
Nada se compara con caminar tranquilamente, sin ningún pendiente, atenta a los ruidos, a la gente, a los olores, a la calle, etc. Ese punto intermedio entre caminar a prisa sin observar y caminar tan lento que no se llega a ningún lado es el punto perfecto.
Camino a la tienda (al oxxo, pero así no se oye muy bien) y observo a la gente. Un chavo barbudo me mira desde la otra acera y, desvergonzadamente, me hace un gesto con la boca, algo vulgar para esta hora del día; una niña grita divertida desde su bicicleta y pasa a mi lado tan rápido que provoca que el aire alborote mi cabello; los autos pasan velozmente por la calle, algunos pitan, otros sólo siguen su rumbo; un perrito callejero corre con la cola entre las patas, al oír el ruido que provoca el bote que estaba oliendo al caer al suelo; una señora algo canosa y vestida extravagantemente, camina hacia mí, por segundos me hace creer que no desviará sus pasos ni un poquito y chocará conmigo, pero no, pasa justo a mi lado y me sonríe con esos dientes pequeños y amarillentos de antigua fumadora.
Yo continúo caminando. Unos metros después sigo contagiada de la felicidad genuina que me mostró esa mujer.
Pensé que estaba loca. Estaba demasiado arreglada, su labial era muy rojo y su mirada no decía mucho. Su sonrisa me convenció de su locura y me contagió su felicidad.
Ahora, yo seré la loca que sonría a algún extraño más y le contagie la alegría de caminar tranquilamente por la calle.
Esta es la parte de caminar que nos beneficia… ¡Qué quema de calorías ni qué nada!